Otra garantía bajo palos

David de Diego evita el colapso de su equipo, que estuvo 14 minutos sin marcar.

La adicción del Viveros Herol Nava por los finales apretados requiere tratamiento. El cuadro segoviano dominaba con mano firme (14-20) en casa del colista cuando sus brazos quedaron petrificados. El reloj marcaba el ecuador de la segunda parte y los de Álvaro Senovilla se tiraron 14 minutos sin ver puerta, coqueteando con un colapso demencial. Ahí estuvo David De Diego para limitar daños, parando un penalti que habría permitido a Maristas Algemesí, derrotado en sus nueve compromisos previos, empatar el partido. Segundos después sería David Fernández el que terminara con cuarto de hora de agonía para dejar el choque sentenciado a medio minuto del final. Lo festivo de la charanga valenciana, que sonó todo el partido, amagó con transformarse en una escena de Tarantino. Sin heridas que lamentar, el susto pone fin a dos derrotas seguidas y devuelve la sonrisa a Nava, que se mantiene a dos puntos del play-off de ascenso.

David De Diego respondió ayer a la incomodidad de suplir a Yeray el pasado sábado con una actuación tan sólida como providencial en momentos clave. Detuvo tres penaltis y supuso un incordio permanente en cada visita a seis metros de los locales, invitados con demasiada frecuencia a un lugar tan noble. El ataque navero contó con el trabajo de los extremos, un gran Simón, que resistió a sus molestias en el tobillo, y la suma goleadora de Alberto Camino y Carlos Villagrán. Aun así, los visitantes estuvieron cerca de apretar el botón de autodestrucción prolongando en exceso la inconsistencia ofensiva, alternando pérdidas con malas decisiones en el tiro, ante la defensa más débil de la competición.

La principal arma de los locales, el internacional argentino Vidal, no estuvo acertado ante una defensa navera que supo vascular en primera línea. Los problemas volvieron a llegar por el pivote. Luisma, atlético y hábil pese a su corpulencia, campó con espacios en seis metros y anotó ocho goles. No solo marcó en el plano corto, sino que castigó al contragolpe en dos acciones consecutivas, un privilegio con el que Nava hizo inútil su buen trabajo en superioridad: ganaron 2-0 la única de la que disfrutaron en el primer tiempo y también dominaron 1-0 dos minutos en inferioridad. Sostén de los locales, Arguillas, un portero con pasado Asobal que no merece presidir una defensa tan castigada, negaría un buen tiro de Alberto García para cerrar los primeros 30 minutos.

Nava se despegaría tras el descanso con un parcial de 6-2 cimentado en dos meritorias acciones de Simón, que encontró con picardía las fallas defensivas de Algemesí. Referencia bajo palos, Cananas apenas encajó un gol en los primeros siete minutos y la renta pudo ser mayor de haber logrado finalizar Nico un contragolpe bien interrumpido. Otros dos tantos de Carlos Villagrán, menos visible en ataque que otros días, puso a los de Senovilla con la renta de seis goles, ese colchón que estuvo a unas pocas láminas de romperse.

David paraba a seis metros, al extremo… Los primeros minutos de sequía parecían una anécdota cuando llegó la polémica arbitral. La mesa interrumpió el juego y Algemesí disfrutaría de un ataque entero con el marcador parado. Bien fuera por la frustración o por algún disparo marrado de David, que sin hacer un partido excelso fue el máximo anotador de Nava, los fallos empezaron a realimentarse. El lateral no encontró a Darío y José Andrés redujo el déficit a la mínima expresión (19-20) a cuatro minutos del final. Arguillas rechazaría otro latigazo meritorio de David, pero Algemesí perdonaría con una falta en ataque. El penalti que paró Cananas fue una bocanada de oxigeno impagable que el zurdo, esta vez si, convirtió en definitiva con una brazada indiscutible.

La victoria de Bidasoa Irún en Vigo mantiene al cuadro vasco en el último puesto que da derecho a pelear por el asenso. Los de Senovilla recibirán el sábado al Torrelavega, duodécimo, en otro de esos partidos que acaban manteniendo vivos hasta el final. Todo sabe mejor sufriendo, pero forzar la balanza cardiaca tiene un riesgo. Hasta que lleguen los tiros y la película sea catalogada para mayores de 18 años, la filosofía del suspense funciona. Eso sí, Cananas no pudo permitirse el lujo de ver el espectáculo comiendo palomitas.