Cuatro goles para seguir en la brecha

Antoine Griezmann con dos tantos guía al Atlético en su victoria ante el Córdoba.

De un tiempo a esta parte la palabra de Simeone es, en el Calderón, ley. La pasada semana en referencia a los premios de la Liga, el argentino dijo que el mejor premio para su conjunto era tener cada día el estadio lleno. De ser así Simeone saldría ayer doblemente contento al cumplirse la primera premisa y al ganar los tres puntos.

La primera parte del Atlético de Madrid -como las galas- empieza a ser un calco de las primeras partes a realizarse en el estadio Vicente Calderón ante rivales de una entidad inferior en teoría. Tras la salida a lo bonzo del conjunto de Djukic, el Atlético de Madrid dominó los minutos pero dominó, sobre todo, los espacios. Cuando esto ocurre, el Atlético de Madrid empieza a realizar un ejercicio de tortura en sus rivales, con Juanfran y Siqueira por extremos en los que se unió en la tarde de ayer, Koke.

Ataque

En el minuto 13, el canterano avisó que jugaba con guante con un chut al larguero desde la frontal del área. De sus combinaciones con Arda, como dos amigos que hablan en clave, viene lo mejor del Atlético de Madrid. El primer tanto se haría esperar tanto para el autor como para el respetable. Sería en el 44 cuando Griezmann recortó un balón en el área y con fortuna, tras rebote en Luso, batió a Juan Carlos. Un gol de los que duelen.

A los 8 de la segunda el Atleti probó el balón parado. Cartabia puso el balón en la cabeza de Ghilas que ganó la espalda a Juanfran y colocó el empate de un testarazo. Pero no pasarían ni 5 minutos cuando una internada de Juanfran y una anticipación de Griezmann devolvían al francés la sonrisa y al Atlético a la senda de la victoria.

Es en estos momentos de dominio, el Atlético de Madrid se vuelve caníbal. Un caníbal con mucho oficio por cierto. Es de destacar los apoyos que Griezmann y Mandzukic ofrecen día sí día también en defensa y que responden a pura albañilería vestida de Gucci.

En dos ocasiones Koke sacaría el guante a relucir. La primera de ellas serviría para que Mandzukic hiciera caja, por si quedaban dudas, en una mala salida de Juan Carlos. El cuatro para los rojiblancos sería obra de Raúl García. Fue este un gol para describirle como tal y muestra las virtudes del colchonero como el 12 perfecto. y es que la lucha y el sacrificio siempre fueron premio.

A pesar de todo un muy digno Córdoba no bajó los brazos y acortaría distancias a 4 del final con un gol de Ghilas. Este vino propiciado por una falta de entendimiento entre Juanfran y la joven perla de la cantera Saúl que dejo el balón botando para que Ghilas -o usted, o yo- fusilaran a Moyá.

En la conclusión del partido, el Calderón estalló con la música de ‘Campeones, campeones’, gritos a Tebas y cánticos a cada uno de los jugadores que no fueron premiados en la Gala de la LFP del pasado lunes. Entonces Simeone, el maestro de ceremonias, miró a las gradas y vio su triunfo y como consiguió desde su llegada que el Calderón levante el trofeo que él más quiere: el partido a partido.