Cuestión de (exceso de) confianza

Sorpresa. La Segoviana se confió tras el 1-0 ante un rival que se aprovechó de dos errores locales

Si a cualquier seguidor de la Gimnástica Segoviana se le pidiera que señalara el partido que pensara que iba a ser el más fácil de ganar para el equipo azulgrana en La Albuera, seguramente más de la mitad hubieran puesto la “equis” sobre el choque que en la tarde de ayer disputó el cuadro gimnástico ante el Villa de Simancas, equipo recién ascendido, sin jugadores conocidos en el grupo, y físicamente bastante por debajo de los de Santi Sedano.

Pero como una cosa es predicar con los pronósticos, y otra el trigo de los resultados, al final del choque quienes levantaron los brazos fueron los jugadores dirigidos por Diego Macón, que se llevaron los tres puntos después de realizar un gran esfuerzo por defender su marco ante un rival que recibió un duro castigo por su exceso de confianza, a partir del gol conseguido por Chema.

Ya es mala suerte la del central gimnástico, que no recordará con alegría uno de los poquísimos goles que ha marcado vistiendo la elástica azulgrana, que llegó tras rematar un saque de esquina en el primer palo (minuto 12 de partido), después de que la salida fulgurante de la Segoviana hubiera puesto en evidencia al Villa de Simancas, con muchos problemas a la hora de defender las llegadas por la banda de los jugadores de Santi Sedano, puesto que tanto Quique como Xavi superaban perfectamente a los laterales visitantes.

Pero llegó el gol de Chema, y con él la Segoviana vio un terreno tan despejado que no se dio cuenta de que el Simancas había puesto un par de minas por el camino. La primera le explotó a la zaga azulgrana cuando no se había cumplido la media hora de partido, tras un lanzamiento de falta que Maikel puso en esa tierra de nadie que existe entre la defensa y el portero para que allí Rodri, libre de marca, superara a Facundo de perfecto remate.

El equipo azulgrana se sorprendió tanto por el gol del empate que perdió totalmente de vista el plan trazado para ganar el partido. Con Calleja demasiado solo en la zona de creación, el fútbol de la Segoviana perdió tantos enteros que el Simancas vio una ocasión para llevar a su rival hacia la segunda mina, la de un contragolpe que Anel no quiso despejar a la banda, cediendo la pelota ante Cristian, que asistió a Rodri para que éste fusilara a Facundo. Sorpresa al canto.

La reacción del equipo de casa fue visceral, y tanto Manu como Quique tuvieron el 2-2 antes del descanso, pero el portero Asenjo salvó a su equipo, que se fue a los vestuarios con la victoria parcial, y con los seguidores gimnásticos pensando en las razones por las que Sedano situó a un zurdo de lateral derecho (primero Rubén, y después Xavi), o puso dos pivotes defensivos como Manu y Alex cuando lo que necesitaba era controlar la pelota, o siguió empeñado en colocar a Dani Arribas de interior zurdo cuando el sentido común indicaba que Alfonso jugara de lateral diestro, con Rubén pegado a la banda izquierda. Lo que viene a ser cada jugador en su puesto, vaya.

Doce minutos más tardó el entrenador en rectificar una alineación que no se mostraba ni por asomo eficaz ante un oponente que sólo ponía en el campo derroche físico, y orden. La entrada de Dani Lázaro supuso un soplo de aire fresco a la ofensiva local, que se volcó entonces sobre la banda que atacaba el joven jugador segoviano, quien hizo un auténtico destrozo en la zaga pucelana. El problema fue que, de tanto llevar el juego hacia la izquierda, el ataque gimnástico terminó aturullándose ante un montón de piernas, mientras que en la banda derecha Quique apenas entraba en juego, y cuando lo hacía, sus remates se iban demasiado flojos a las manos del guardameta.

La Segoviana fue acumulando saque de esquina tras saque de esquina, y si bien es cierto que en ese tipo de acciones la presencia de Anel, Chema o Ricar es una amenaza en toda regla para cualquier defensa, no es menos cierto que el Villa de Simancas, defendiendo por acumulación, consiguió conjurar en buena medida el peligro que llevaban los intentos de los jugadores azulgrana, como en el córner que, rematado por Anel, estuvo a punto de entrar en la portería si no hubiera sido por el providencial despeje de Álvaro sobre la misma línea, acción que repitió Jorge segundos más tarde ante otro remate de Chema.

Esa doble jugada de gol fue lo más peligroso de la Segoviana en toda la segunda parte, puesto que el equipo local apenas logró rematar de nuevo a portería, pese a dominar totalmente el balón, y marcar un gol con la mano bien anulada por un árbitro al que después le dio un ataque de soberbia para expulsar a Sedano. Quizá si esa actitud mostrada en la segunda parte se hubiese visto durante todo el partido el resultado hubiera sido bien distinto, pero la realidad dictó que el equipo azulgrana lo vio todo hecho con el 1-0, y cuando le tocó remar se vio sin la claridad ofensiva suficiente para hacerlo. Así llegó el primer disgusto de la temporada.