Zapatero descarta la mediación del Rey para que Haidar vuelva a casa

La familia de la activista saharaui insta al líder socialista a hacer un esfuerzo para acelerar su regreso a El Aaiún, ya que su estado de salud empeora tras 21 días sin comer.

El jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, aseguró ayer que «todo el Gobierno» está haciendo las gestiones necesarias para solucionar la situación de la activista saharaui Aminatu Haidar, aunque descartó implicar al Rey Juan Carlos y abogó por mantener las buenas relaciones institucionales con Marruecos.

«A veces, como es normal, surgen dificultades, pero debe prevalecer lo que es un interés general para el país: mantener vínculos cordiales con los Estados vecinos», subrayó el presidente a su llegada al Congreso para asistir a los actos conmemorativos del aniversario de la Constitución.

Tras escuchar que el líder del PP, Mariano Rajoy, le había acusado de «arrojar la toalla» en el conflicto diplomático que mantiene a la activista saharaui en el aeropuerto de Lanzarote en huelga de hambre desde hace 21 días, le garantizó que se está trabajando en ello de forma conjunta por parte de todo el Gabinete.

«Dejemos trabajar al Gobierno», apostilló el socialista, quien rechazó la posibilidad de que el Soberano intervenga ante el monarca alauí, Mohamed VI, tal y como pidió el diputado de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, quien también consideró insuficientes las gestiones que se realizan desde Moncloa para que Haidar pueda regresar al Sáhara Occidental.

A juicio de Zapatero, este caso no tiene que ser trasladado a otras instancias que no sean las del propio Ejecutivo; «debemos situar las cosas en su dimensión», añadió.

A pesar de no querer involucrar a otras instituciones, el presidente reconoció que la situación no es «nada fácil», pero garantizó que los esfuerzos que se están realizando desde el principio caminan por una doble vertiente para respaldar personalmente a Haidar y para buscar una salida a su situación.

El político socialista precisó también que «lógicamente, no podemos hacer lo que no está a nuestro alcance», en referencia a que la vuelta de la activista depende por el momento de la autorización de Rabat y destacó la importancia que tiene «mantener buenas relaciones» con todos países «vecinos», con los que, señaló, se comparten «áreas de intereses en muchos campos importantes».

Desde el principal grupo de la oposición se insistió en que los socialistas deben dar «la batalla diplomática» para solucionar el contencioso y se pidió el fin de «espectáculos» que, a su juicio, «no son edificantes».

Preocupación

La familia de la activista saharaui lanzó asimismo ayer un llamamiento desde El Aaiún a las autoridades españolas para que hagan un esfuerzo que permita su vuelta a esta ciudad, donde la esperan preocupados por el deterioro de su salud.

Perdida la confianza en que Marruecos acepte su entrada, su hermana Leila Haidar instó en un breve encuentro con periodistas a que «Madrid se esfuerce para que Aminatu regrese con sus hijos», Hayat y Mohamed, de 15 y 13 años.

El rostro de preocupación de Leila era el fiel reflejo del estado de ánimo por el que pasa la familia de la activista, que, según aseveró la vicepresidenta de la Asociación Saharaui de Víctimas de Graves Violaciones de los Derechos Humanos, Djimi Elgalia, «está viviendo esta tragedia de manera muy fuerte». Entre ellos, destacó especialmente a la madre, «que día y noche sufre depresión nerviosa y estrés».