Los ciudadanos reciben al Gobierno con pitos en el día de la Constitución

El presidente Zapatero recuerda horas después de suprimir la ayuda de 426 euros a los parados que la norma rectora consagra un modelo que es «el Estado de bienestar y social».

Más allá de los previsibles protocolarios y merecidos elogios a la Constitución de 1978, la celebración de un nuevo aniversario de la Carta Magna tuvo ayer como protagonistas a la ciudadanía y a sus presuntos servidores, el presidente del Gobierno y sus ministros, que fueron recibidos con una unánime salva de pitos a su llegada al Congreso.

Los protagonistas del sonoro abucheo fueron varios centenares de particulares, que aguardaron con paciencia durante más de una hora en la Plaza de las Cortes la llegada de los miembros del Ejecutivo socialista y de las altas autoridades del Estado, todos ellos convocados en al Carrera de San Jerónimo con motivo de la recepción oficial del Congreso de los Diputados con motivo del XXXII aniversario de la primera norma española.

El inquilino de Moncloa llegó a la sede de las Cortes 10 minutos antes de la 12 de la mañana y fue saludado con un aluvión de gritos de «¡Fuera, fuera!» que, mayoritariamente, exigían que deje el Gobierno y convoque elecciones anticipadas de manera inmediata.

Algo antes había llegado al Parlamento el ministro de Fomento, José Blanco, que, además de reproches parecidos a los de su jefe también, fue destinatario de algunos ánimos de la ciudadanía a cuenta del pulso con los controladores aéreos.

Bastante menos comprensión recibió la ministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, a la que también se pidió su marcha y a la que se recriminó su actuación en la crisis del Sáhara.

Después de que apareciera Rodríguez Zapatero se presentó en la Plaza de las Cortes el presidente del PP, Mariano Rajoy, quien fue jaleado con aplausos y gritos de «¡presidente!» por parte de los ciudadanos, a los que devolvió el saludo muy sonriente.

solo parabienes. Una vez dentro del Hemiciclo, tanto el líder del Ejecutivo como el de la oposición limitaron sus palabras a ponderar una norma que recoge «los derechos y libertades» de los españoles y que, por tal motivo «merece ser homenajeada», al igual que «todos los que la hicieron posible y los que fraguaron el consenso constitucional», tal como proclamó el socialista.

«Sirve para garantizar la convivencia, respetar la democracia, para resolver problemas, importantes y serios», añadió el secretario general del PSOE antes de recordar que «en estos momentos de crisis, la Constitución establece un modelo que es el Estado de bienestar y social», unos valores que «han de estar siempre presentes para legisladores, gobernantes y ciudadanos». A estos últimos, el líder del Ejecutivo atribuyó el «mérito fundamental» de estos «32 años de democracia y libertad» que han sido «muy positivos».

Por su parte, Rajoy también reivindicó la «vigencia» del texto constitucional, que ha permitido al país vivir «momentos muy felices» y una «etapa de mejora de bienestar y riqueza». Así, a modo de ejemplo, el líder de los populares quiso recordar el ingreso en la UE, que permitió a España «recuperar su posición en el mundo», o la configuración del Estado autonómico «reafirmando la unidad de la nación».

«El PP estará siempre en ella, queremos que dure mucho tiempo», resumió Rajoy, como prolegómeno a proclamar que la Constitución «debe agrupar a todos los españoles en torno a un proyecto común».