Un incendio registrado en el cementerio de neumáticos de la localidad de Seseña, entre la Comunidad de Madrid y la provincia de Toledo, consumió bajo las llamas 15.000 de las 80.000 toneladas de neumáticos que se encontraban en el terreno, desde que comenzasen a arder en la madrugada del jueves al viernes. El área afectada en las dos comunidades era de aproximadamente 117.000 metros cuadrados y el volumen de neumáticos se sitúa en torno a los 170.000 metros cúbicos. El incendio se produjo en una zona de 10 hectáreas que ocupaba un terreno de Seseña (77 por ciento) y se extendía hasta Valdemoro (un 23 por ciento).
El incendio provocó el corte de la R-4 desde el kilómetro 4.300 hasta el 32 por trabajos de reparación de tendidos eléctricos afectados por el humo. Por su parte, el aeropuerto de Barajas no se vio afectado. El fuego quedó confinado poco antes de las 15.00 horas de ayer y aunque ya se retiraron los medios aéreos en la zona siguen trabajando ocho dotaciones terrestres de Bomberos de Castilla-La Mancha y otras ocho de la Comunidad de Madrid, según informó un portavoz de Emergencias 112 de Madrid.
Los medios aéreos se retiraron por operatividad, ya que el trabajo central se debe acometer en tierra. De hecho, funcionaron los cortafuegos realizados con maquinaria pesada, lo que contribuyó a evitar que se quemasen tres hectáreas de neumáticos (las otras ocho ardieron).
Asimismo, el Gobierno de Castilla-La Mancha decidió a las 16.50 horas de ayer evacuar a los vecinos de la urbanización El Quiñón de Seseña (Toledo) para evitar cualquier tipo de riesgo a la población ante la posibilidad de que la nube de humo producida a raíz del incendio del vertedero de neumáticos.
A media tarde, el 80% de la población de la urbanización abandonó el lugar por sus propios medios, por lo se preveía que se llevase a cabo la evacuación de las cerca de 1.000 personas que aún permanecían en sus viviendas.
Se estima que el fuego durará al menos entre una semana y media o dos y que “difícilmente” haya sido provocado por causas naturales, según considera el vicepresidente de la Asociación Española de Sociedades de Protección contra Incendios (AESPI), Antonio Tortosa.
Así, admitió que aunque no podía decir aún cómo había surgido, los neumáticos “no prenden con una chispa, ni con algo muy rápido”, porque es un material al que le “cuesta mucho prender”, por lo que no descartó que se hubiese introducido un acelerante. “Cuesta mucho encenderlo y cuesta mucho apagarlo después”, resumió.