EA y la ilegalizada Batasuna sellaron ayer una alianza de cara a los próximos comicios autonómicos con un documento en el que se fijan como objetivo la creación de un Estado vasco independiente y afirman que su prioridad es «la superación del conflicto político y la desaparición de todo tipo de violencias», aunque no se hace una condena específica a las actividades delictivas de ETA.
En el texto no se cita a la banda terrorista ni se le emplaza a que deje la actividad armada, aunque se expresa «un compromiso firme y definitivo» de ambas formaciones «con el uso exclusivo de las vías pacíficas, políticas y democráticas y con la defensa de los derechos humanos». Se destaca también que ésta debe ser la base para «un proceso de diálogo multipartito que aborde de forma integral una solución política negociada».
La firma del texto reunió en el Palacio Euskalduna de Bilbao a cerca de 1.000 personas, entre las que se encontraban por parte de EA, su secretario general, Pello Urizar, y el ex lehendakari Carlos Garaikoetxea, y por parte de la izquierda abertzale Rufi Etxebarria y Jone Goirizelaia, entre otros representantes de ambas ideologías.
El acto, que se desarrolló a lo largo de dos horas, contó con actuaciones musicales, bailes tradicionales, bertsolaris (composiciones de versos en euskera) y la exhibición de un vídeo en el que se incluían imágenes de las detenciones del ex dirigente de Batasuna Arnaldo Otegi, actualmente encarcelado, y del ex secretario del sindicato LAB Rafa Díez Usabiaga.
Antes de proceder a la firma del documento, rubricado por seis representantes de Eusko Alkartasuna y otros seis de Batasuna, Miren Legorburu (izquierda abertzale) y Elisa Sainz de Munieta (EA) leyeron en euskera y castellano el texto, en el que se establece que ambas formaciones proceden de «tradiciones distintas e, incluso contradictorias».
Se añade que el acuerdo «es el fruto del esfuerzo político de ambas con el horizonte estratégico de crear un Estado independiente» y se afirma que para conseguirlo existe una fase previa que consiste en «superar la actuales estructuras jurídicas y política, y poder ejercer el derecho a decidir del pueblo vasco, tanto sobre la situación interna como sobre las relaciones exteriores».
«Es indispensable -se indica- un marco democrático donde se puedan desarrollar todos los proyectos políticos y que, desde el diálogo, la negociación y el acuerdo entre agentes políticos, establezca unos compromisos para respetar lo decidido por la sociedad vasca».
El texto recoge que se trata de un acuerdo «abierto» que se quiere compartir con «todos los sectores progresistas e independentistas de Euskal Herria». Tras la firma del pacto, todos los asistentes se levantaron de sus asientos para aplaudir y lanzar gritos de «independencia».
Nada más conocer la noticia se sucedieron las reacciones de la diferentes fuerzas políticas. Así, el portavoz parlamentario vasco del PP, Leopoldo Barreda, manifestó que no se aprecia ninguna voluntad en la izquierda abertzale de romper con la violencia. «No ha habido ni condena a ETA, ni siquiera referencia a la banda, no ha habido exigencia de su disolución, ni reconocimiento del daño causado y, por el contrario, sí ha habido exigencia de contrapartidas», señaló. Por su parte, el portavoz del PSE-EE, José Antonio Pastor, aseguró que el acto de Bilbao fue «una mascarada política, con una buena puesta en escena, pero sin ningún contenido real».