Oda a la libertad

Hace 150 años moría Eugène Delacroix

E n la mano derecha, la tricolor. En la izquierda, el arma. Eugène Delacroix pintó la encarnación descalza de la libertad después de la revolución de julio en París. La obra fue controvertida. Fue interpretada como un llamamiento al levantamiento popular y durante años no se expuso. Sin embargo, La libertad guiando al pueblo es hoy una de las obras más importantes de la colección del Louvre. Solo la Mona Lisa supera a la Marianne descalza, de los pechos descubiertos.

El artista, que murió el 13 de agosto de 1863, a los 65 años, fue uno de los románticos más importantes de su época. Realizó alrededor de 800 cuadros. En el 150 aniversario de su fallecimiento, una exposición en París recuerda, que Delacroix abrazó con la misma pasión el pincel que la pluma.

«Hace falta algo de obstinación. Pero acabo de empezar y escribir me resulta tan fácil como pintar. Y lo que es muy peculiar: no tengo que revisar lo hecho tantas veces», escribió el pintor el 21 de julio de 1850.

Delacroix écrivain, algo así como Delacroix escritor, es el título de la muestra que permanecerá abierta hasta el 6 de octubre y que le dedica el museo que lleva su nombre en la ciudad de París.

Lo que se expone, además de sus libretas de anotaciones, son dibujos, autógrafos y fotografías. Este creador galo fue uno de los pintores que más se interesó por el arte de la fotografía en el momento de su nacimiento.

El artista tenía 24 años cuando, el 3 de septiembre de 1822, empezó a escribir un diario. Le servía de protocolo de trabajo y como crónica de viajes. Llenó muchas páginas con un viaje que realizó en 1832 al norte de África.

Las anotaciones eran para él una especie de terapia, «un medio para calmar las emociones que me torturan hace ya tanto tiempo», escribió. Manejaba la palabra con la misma vehemencia, pasión y potencia expresiva con que trabajaba en sus cuadros.

Vivacidad, imaginación, extravagancia y vehemencia: Delacroix era uno de los artistas más importantes del siglo XIX. La muerte y la lucha formaban parte de sus motivos favoritos. Y el rojo brillante y el verde saturado, de sus colores preferidos. Sus atrapantes temas lo convirtieron en una de las figuras claves del romanticismo francés. Y su generoso manejo del color en precursor del impresionismo.

Desde la Revolución Francesa, su Marianne descalza simboliza la libertad. Delacroix pintó la famosa obra, que en francés se llama La Liberté guidant le peuple, a los 32 años. Pero no se hizo conocida hasta después de su muerte. Desde la apertura de la sede del Louvre en Lens, brilla en el nuevo museo en la gigantesca Galerie du temps. En febrero, fue manchada con un rotulador por una mujer de 28 años. El daño, sin embargo, fue menor. La Liberté se restauró.

Aunque nacido en el seno de una familia formada por Charles Delacroix, político de profesión, y Victoire Oeben, que pertenecía a una familia de artesanos y dibujantes, se da prácticamente por seguro que su padre fue Talleyrand, un diplomático y amigo de la familia.

El genio se formó en el estudio de Pierre Guérin. Al final de su vida se convirtió en un gran decorador de interiores de París, con obras relevantes para el palacio Borbón, el Louvre y la iglesia de Saint-Sulpice. Fue uno de los personajes más ilustres de su tiempo, amigo de Victor Hugo y Charles Baudelaire, entre otros, y dejó un diario que constituye hoy una valiosa fuente de información respecto a su vida y su época.