La consejera de Economía y Hacienda, Pilar del Olmo, aseguró ayer que su afirmación de que se debería de cobrar por probarse la ropa en las tiendas “fue un ejemplo y no una propuesta”.
Así explicó la consejera sus declaraciones en la sectorial de Comercio realizadas el martes. “Yo no propuse nada, puse algunos ejemplos de cómo defender el comercio de proximidad”, ya que a su juicio, “el comercio tradicional pierde cada vez más efectivos y autónomos”.
En ese sentido, la consejera estima que para que el comercio minoritario pueda “sobrevivir” debería adaptarse a los nuevos tiempos instaurando algunas “medidas revolucionarias” para que “dentro de 20 años haya pequeños comercio en las ciudades”.
Comercio tradicional
También puso como ejemplo animar a las personas a comprar en el comercio tradicional en lugar de acudir a grandes superficies o hacerlo a través de internet. De hecho, cree que comprar el pequeño comercio es un “valor añadido”. Por último, se mostró “alegre” de generar este debate. “Me gustaría que dentro de unos años poder salir a la calle y mirar escaparates y para eso hay que innovar”, manifestó.
Del Olmo hizo la aclaración tras el llamamiento del presidente del Grupo Parlamentario Socialista, Pedro González, para que reflexionara sobre el “impuesto a los probadores” que planteó tras la celebración de la Conferencia Sectorial de Comercio.
“Pensábamos que era una broma”, ironizó González ante la “brillante idea” de una consejera “liberal” a la que acusó de rebajar los impuestos “a los suyos” para plantear después propuestas “retrógradas” que, según advirtió, sólo perjudicaría al consumidor final y supondría, además, la “puntilla” al sector del comercio.
“O no la había trabajado mucho o se la ocurrió en el coche según iba”, lamentó González respecto al ejemplo ofrecido por Del Olmo a modo de idea innovadora para reflotar un sector que, según reclaman los socialistas, necesita ayuda para adaptarse a la venta on line para lo que ha exigido también “recursos suficientes”.