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Quino supera con su regate al centrocampista del San Sebastián de los Reyes en una acción de la primera parte, con Domingo acompañando la jugada ofensiva. / ROCÍO PARDOS

Hay entrenadores que siguen a rajatabla la máxima de molestar lo menos posible a los futbolistas, poniendo sobre el campo a los que mejor están, o a los que más se lo parece al técnico, y dejándoles libertad para que hagan lo que mejor saben hacer. Otros, sin embargo, gustan de trabajar los partidos, conocer bien al rival, y colocar en el campo a los jugadores más idóneos para determinado encuentro.

Abraham García es de este segundo grupo de entrenadores, porque, según afirma “estoy aquí para tomar decisiones, en primer lugar porque si no lo hiciera me aburriría, y después porque si haces siempre lo mismo, te quedas siempre igual”. Así que, cuando no eran pocos los que pensaban que, tras el gran partido en Fuenlabrada, se iba a repetir alineación con la sola excepción del sancionado Fernán, el técnico sorprendió a propios y extraños cambiando el sistema de juego a un 4-4-2, incluyendo a Domingo en el centro del campo, y a Ivi acompañando a Agus Alonso en el ataque. Vamos, lo que se viene a llamar un ‘ataque de entrenador' que si sale bien provoca el aplauso, y si sale mal, las críticas más feroces.

Así que Abraham apostó por arriesgar con un once absolutamente atípico frente a un Sanse que se presentaba en La Albuera con un once imponente en lo físico, aunque no tanto en lo técnico, y la jugada le salió redonda, porque el equipo supo controlar el encuentro en la faceta defensiva, salvando un par de errores puntuales que fueron bien resueltos por Facundo, como un desvío de Anel sobre el marco azulgrana que el portero sacó a córner, o un remate cercano de Carlitos tras una pérdida de Rubén que detuvo con seguridad.

MÁS ALTERNATIVAS

Con Agus Alonso y con Domingo para pelear por los balones aéreos, más Ivi para buscar la segunda jugada con su movilidad, la Segoviana encontró una alternativa más a su juego ofensivo, sin renunciar al toque con un Quino que salvando un momento de ‘apagón' jugó un buen encuentro, más un Dani Calleja que estuvo bastante más intermitente, aunque protagonizó uno de los remates más peligrosos de los azulgrana en la primera parte, con un doble recorte a su marcador para soltar un latigazo dentro del área al que Diego Barrios respondió con una gran intervención, al igual que minutos antes había realizado ante un cabezazo impecable de Agus Alonso rematando una falta perfectamente ejecutada por Rubén.

Antes de cumplirse la media hora de partido, Anel entró con fuerza a rematar un balón parado, pero su remate no encontró el balón, sino la cabeza de un rival, y el central gimnástico se abrió una ceja, dejando a la Segoviana con un jugador menos varios minutos hasta que volvió al campo con un aparatoso vendaje. Afortunadamente para el equipo local, eso fue lo más relevante que sucedió hasta la llegada del descanso, con el Sanse lanzando saques de esquina sin éxito.

Agus Alonso firmó otro partido espectacular, marcando el primer gol tras una gran contra local, y provocando el penalti que puso el 2-0

Cerca estuvo el planteamiento de la Segoviana de saltar por los aires cuando, al poco de reiniciarse el partido, una mala salida de Facundo acabó con el remate de Saúl marchándose fuera ante el amago de infarto de los seguidores locales. Como quiera que el Sanse no aprovechó su opción, Abraham siguió con el plan, incluyendo a Kike por Ivi, y abriendo de esta manera la opción del contragolpe, como el que poco después inició Facundo, continuó Domingo, e hizo crecer Quino enviando con mucha calidad hacia Kike, quien puso un perfecto centro al primer palo que Agus Alonso ejecutó a la perfección.

UN PENALTI TONTO… PERO PENALTI

El 1-0 descolocó al Sanse, que pasó a dominar, más por necesidad que por calidad en su fútbol, mientras que la Segoviana comenzó a jugar con el marcador, renunciando incluso al contragolpe ante la velocidad en el repliegue de su oponente. El partido entró así en su recta final cuando Agus Alonso peleó por un balón con los centrales madrileños, y en la refriega el esférico se paseó por el brazo de Miguel Muñoz. El árbitro, cerca de la jugada, señaló penalti, que ejecutó Kike a la derecha del portero, quien leyó su lanzamiento y logró rechazarlo… a los pies de Dani Arribas, que ya no perdonó.

Perder una ventaja de dos goles con apenas un cuarto de hora de partido por jugar habría sido un pecado mortal, y aunque la evitable expulsión de Domingo vino a poner un poco de incertidumbre, Abraham cerró el encuentro metiendo a Borja como tercer central, con lo que todos los ataques verticales del Sanse acabaron en nada. La Segoviana necesitaba vencer y lo hizo de manera merecida, porque mientras el Sanse quiso jugar siempre a lo mismo, el equipo azulgrana demostró tener más de un plan para lograr la victoria.