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La residencia cuellarana apura las últimas obras./ CHANTAL NÚÑEZ

La residencia El Alamillo se reinauguró el pasado diciembre dando por concluida la fase más importante de las obras, aunque aún quede otra parte que se acometerá en breve. Rosario Díez, presidenta de Cáritas Segovia, junto a la directora del centro, Rosario Cachorro, y un mimebro muy activo del Consejo de Voluntarios de Cáritas cuentan cómo han sido estos cuatro largos años de obra.

Las mejoras han sido muy sustanciales: habitaciones mucho más amplias, pasillos de más de dos metros, baños más grandes, suelo radiante en la planta superior, cambio de ventanas, autoventilación en las habitaciones y otras tantas actuaciones, entre previstas y no previstas, que elevan la cifra de coste a los dos millones de euros.

Sin embargo, aún queda por acometer, por lo que el total quedará en torno a los 2.400.000 euros. Todo estaba presupuestado hasta un punto, pero se ha tratado de adaptar lo existente, por lo que los imprevistos han sido “el pan de cada día”. Aislantes, puertas, ventanas, bajantes y un sinfín de descubrimientos dificultaban la tarea a diario e incrementaban estas cifras.

Además, el 21% de IVA, que sí están exentos de cobrar pero no de pagar. “No somos empresa pero cumplimos como tal, porque tenemos que pagar unos trabajadores”, explican.

La residencia lleva en funcionamiento desde 1984, cuando los residentes entraron jóvenes y válidos. Con el tiempo, se hicieron dependientes, y las instalaciones no cumplían lo exigido por la ley. La Junta obligaba a adaptar la residencia o esas personas no podrían quedarse, por lo que se tomó la valiente y difícil decisión de acometer estas obras.

La mayor dificultad: la falta de fondos. Pero estaban seguros de que esas personas debían continuar con su estancia, y que aunque la atención ya era de calidad, unas mejores infraestructuras lograrían que fuera aún mejor. Además, esas personas con dependencia en grado 2 y 3 no podían tampoco recibir las ayudas de la Ley de Dependencia, que sí contribuyen a pagar las cuotas de su plaza en la residencia.
Así que hubo que meterse de lleno en una obra en la que los ancianos han permanecido dentro de las instalaciones, complicando aún más el proceso. No obstante, Rosario Díez, Rosario Cachorro y Felipe Herguedas hablan de la comprensión de familiares, trabajadores y residentes. Todo se retrasaba en función de la vida en la residencia, en función de los horarios de rutina y de las necesidades de los ancianos, los protagonistas allí.

Toda la estructuración de la obra se ha tenido que hacer de acuerdo a la rutina en el centro. Pero esa serenidad y esa sensibilidad han sido un apoyo importante a la hora de afrontar los cambios y las necesidades.

Y ahora, el trabajo y la eficiencia son claves en estas nuevas instalaciones. La energía calorífica no se escapa, por el simple hecho de que las ventanas son herméticas; las habitaciones reciclan el aire solas, por el sistema de autoventilación; las camas son articuladas, mejorando el trabajo de las enfermeras en los cuidados para personas no válidas; el suelo radiante ha permitido ganar espacio al eliminar radiadores, siendo más cómodo, limpio y eficaz.

Las comodidades son reales, y el grado de satisfacción es muy alto. De hecho, los técnicos aseguran que esta será una de las mejores residencias de la zona cuando terminen todas las obras.

La obra comenzó en 2014, con 36 plazos de ejecución que, más o menos se vienen cumpliendo. Se retrasaron los inicios por las cuestiones de siempre, las licencias. Sim embargo, se vienen cumpliendo las fechas a falta de lo nuevo, que aún no se ha acometido pero lo hará en breve.
Todo el edificio nuevo está casi al 60% de la ejecución. Se trata de dos plantas en las que caben 13 habitaciones y hay planificadas cocina y sala de estar. Las opciones sobre cuál será la finalidad del espacio son varias.

Se tantea entre respiro familiar, estancias vacacionales y unidades de convivencia, dentro del programa “Mi Casa” de la Junta de Castilla y León. La decisión está sin tomar y se barajan las opciones, pues todas acarrean un coste. Actualmente se demanda bastante el servicio de respiro familiar y el de estancia vacacional, pero no hay nada concretado, y aún faltan negociaciones con la Gerencia de Asuntos Sociales.

Este edificio se construyó porque faltaba espacio para esos 49 residentes actuales, pero con la amplitud creada se les consiguió reagrupar. Ahora ese nuevo espacio da muchas posibilidades y contribuye a que de verdad sea un gran centro adaptado.

El fin se prevé para 2018, posiblemente para verano, contando con que las subvenciones de IRPF también tienen ese plazo. En comparación con lo pasado, queda muy poco para disfrutar de una residencia ya completa.