Buena mesa para el punto final

La popular judionada sirvió cerca de medio millar de raciones en la clausura de las fiestas de Nueva Segovia, cuyo día grande albergó la procesión de San Mateo por sus calles

Los ecos de la música de la última ‘discomóvil’ anoche en la plaza de Espronceda anunciaban el epílogo de las fiestas del barrio de Nueva Segovia, que vivieron ayer su último episodio en el que la tradición y la gastronomía sirvieron como ejes para poner el punto final a casi 96 horas ininterumpidas de actividades. El día grande del barrio comenzó pasado el mediodía tras el éxito de la verbena popular que hasta altas horas de la madrugada fue el epicentro de las fiestas a cargo de la orquesta Zafiro. La iglesia de La Resurrección del Señor albergó la misa solemne en honor a San Mateo a la que asistieron los concejales Alfonso Reguera y Paloma Maroto en representación del equipo de Gobierno munccipal, así como representantes vecinales y la reina y las damas de las fiestas. Tras la celebración religiosa oficiada por el párroco de Nueva Segovia Fernando Mateo, tuvo lugar la procesión con la imagen del santo por los alrededores del templo, en la que no faltaron los bailes de jotas ante San Mateo y la posterior subasta de andas a su regreso a la iglesia.

Mientras la procesión tenía lugar, en los jardines de la iglesia los cerca de una veintena de voluntarios encargados de la tradicional judionada ponían todo a punto para ofrecer el tradicional plato de fin de fiestas, elaborado bajo la dirección del maestro cocinero Urbano González. Cerca de 110 kilos de judiones, con su correspondiente acompañamiento de chorizo, tocino y oreja, sirvieron para preparar cerca de 500 raciones del guiso de la popular legumbre, que fueron servidas a los sones de la dulzaina y el tamboril. En las zonas de sombra, familias, amigos y peñas ubicaban mesas y sillas para disfrutar del contundente almuerzo, y otros optaron por llevar cazuelas, ollas y recipientes para disfrutar de la comida en sus casas.

Tras una larga sobremesa, favorecida por el buen tiempo, los niños volvieron a tomar protagonismo para el encierro infantil, último acto festivo del programa. La plaza de Espronceda se transformó en un improvisado coso taurino en el que los más pequeños disfrutaron de las evoluciones de los morlacos de pega animados por la música de la charanga ‘Tanami’.