Víctor Barrio salvó el espectáculo con dos faenas de meritorio concepto

El diestro segoviano cortó dos orejas con salida en hombros, Manuel Escribano pitos y palmas y Javier Herrero ovacionado. Bien presentada la corrida de Los Bayones, floja y noble

La corrida de toros, tercer festejo de la feria de Cuéllar, deparó malestar en determinados momentos y en otros, los menos, satisfacción por el éxito alcanzado nuevamente por Victor Barrio, sustituto ayer del anunciado César Jiménez. Los toros de Los Bayones con mucho volumen, sosos en su conceto de raza y noblotes. Contabilizar las reticencias en las arrancadas y la suma de factores eN la embestida, de aburrimiento. Sosos, sosos de verdad.

La plaza registró media entrada en tarde nublada que produjo lluvia desde casi el principio hasta el final. Presidió Javier Fernández, cumpliendo con lo estipulado en el reglamento: echó el sobrero para sustituir al tercero de la tarde y el quinto que arrastraba los cuartos traseros permaneció en el ruedo pese a las fuertes protestas del respetable, simplemente porque no había otro sobrero.

Como es habitual la corregidora de las fiestas y damas de honor en el palco presidencial y la banda de música inspirada en la interpretación de sentidos pasodobles toreros.

MANUEL ESCRIBANO De berenjena y oro. Capoteo y quite de simples lances. Rehileteó con lucimiento en tres pares que se ovacionan. El toro débil de manos se emplea poco en la muleta obligando al espada a transigir con la corta embestida a base de muletazos sueltos de buen trazo y composición. La faena irregular y transitoria no pasó a mayores y menos aún cuando hizo uso de la espada de verdad. Pitos.

Con el cuarto de la tarde, un bonito ejemplar burraco entrepelado, poco bagaje con el capote y con la franela buenos los iniciales muletazos de mano baja alargando el viaje y cerrando con bonitos pectorales. Insiste por ese pitón con firme decisión imprimiendo torería y buen gusto. La embestida del toro se transforma en brusquedad echando la cara arriba , no obstante el sevillano le instrumenta excelentes naturales que se ovacionan. Finalmente cuaja unos bien concebidos derechazos y pone punto y final con un bajonazo siendo aplaudido.

JAVIER HERRERO De blanco y oro. Pechó con dos antagonistas de la peor calaña posible. El primero admitió unos lances ajustados y embistió relativamente bien por el pitón derecho por donde el cuellarano desgranó lo más florido de su repertorio. Todo hacía suponer que habría faena, pero el morlaco fue de más a menos hasta apagar el fuego de su embestida y solamente permitir algunos excelentes muletazos sueltos que se ovacionaron con fuerza. Estocada y descabello para ovación.

Y la bronca suena todavía en el ámbito cuellarano por mor de un toro casi inválido que no pudo ser devuelto por carecer del segundo sobrero. Tengamos en cuenta que en plazas de tercera es únicamente obligatorio disponer de un solo sobrero.

Larga cambiada de rodillas y lances que el burel toma con una manifiesta cojera trasera. Javier continúa su labor haciendo ascos pero transigiendo porque conocía la verdad del trance. El torero se pone delante del toro, le cita , le provoca y le arranca algunos buenos muletazos. La bronca arrecia y el diestro opta por cortar y coger la espada de verdad. Pinchazo y estocada y ovación para Javier y bronca con pitos para la presidencia a la que justifico, creo que con razón.

VICTOR BARRIO Vino a torear a Cuéllar por la línea de la sustitución, al igual que Manuel Escudero. El primero por César Jiménez y el segundo por Jiménez Fortes. Y el de Grajera alcanzó un nuevo triunfo también en plaza segoviana como las de Segovia capital, El Espinar, Cantalejo, Sepúlveda y esta de Cuéllar, amén de la que tiene pendiente el día 19 en Riaza.

Vistió de azul marino y oro. Se devuelve el toro a los corrales y en su lugar sale el sobrero de la corrida, Soberbios lances entre olés. Doblones por bajo y por alto en probatura que acepta el toro. Torea compuesta la figura en redondo a un astado con fijeza y un punto corto en la embestida. Sosería pero con nobleza manifiesta.

Victor se entrega al toreo fundamental con su reconocida personalidad, con sitio, con estilo propio y con temple en los muletazos. Series de esplendor en el toreo. Mayestático aguanta unas embestidas en la corta distancia para componer una buena faena conjuntada con pases por ambos pitones. Torero, que lo es. Estocada y oreja.

Con el que cierra plaza, no se estiró lanceando a un toro parado en demasía al que quiso ajustar las cuentas con un toreo de matices, de posturas académicas del toreo puro y conceptual. Gustó su forma y manera y arrebató al gentío con unas fases de puro «ojedeismo» tan valorado en los tiempos gloriosos del gran Paco Ojeda, naturalmente.

Tenía que rematar bien la faena acertando con el estoque, cuestión que cumplió con una gran estocada, cortando otra oreja y saliendo en volandas por la puerta grande. Victorioso este Victor Barrio que ahora sí, quizás antes también pero en menor grado, ilusiona al aficionado, al segoviano en especial. Y que siga la racha.