EEUU y la UE se enfrentan por las recetas para superar la recesión

La Presidencia checa de la Unión califica de «camino al infierno» las medidas de estímulo económico planteadas por el Gobierno de Obama, que éste defiende a capa y espada

Algo más que el Océano Atlántico separa a Estados Unidos y Europa. Ambos territorios mantienen un alejamiento ideológico sobre la mejor manera de solucionar una crisis financiera que las entidades de ahorro norteamericanas exportaron al mundo.

La UE desconfía y las medidas de estímulo económico adoptadas recientemente por Washington a instancias del inquilino de la Casa Blanca han hecho saltar la chispa que precede al fuego. Ayer, el primer ministro checo y presidente de turno de la Unión, Mirek Topolanek, arremetió contra estas iniciativas, que calificó de «camino al infierno» porque, a su juicio, «socavarán la estabilidad del mercado financiero internacional».

Topolanek realizó estas consideraciones en un discurso ante el pleno del Parlamento Europeo para presentar los resultados de la cumbre de primavera celebrada la semana pasada, en la que los líderes de los Veintisiete rechazaron adoptar nuevas medidas de estímulo, tal y como pide EEUU, para no aumentar el déficit y la deuda. Y lo hizo un día después de ser forzado a dimitir al perder su Gobierno una moción de confianza en la Cámara Baja checa.

«Creo que Washington no ha tomado la vía correcta», señaló el mandatario, que actuó como portavoz de todos los líderes comunitarios. «Los americanos necesitarán liquidez para financiar todas sus medidas y lo harán con la venta de sus bonos. Ello socavará la estabilidad del mercado», insistió Topolanek.

Aseguró que los jefes de Estado y de Gobierno de la UE se mostraron «alarmados» durante la cumbre de primavera por las declaraciones del secretario del Tesoro, Timothy Geithner, abogando por un estímulo más amplio y permanente. «El mayor éxito del Consejo Europeo fue el rechazo a ir por ese camino», afirmó.

El líder checo anunció que la Presidencia abordará estas cuestiones con el presidente estadounidense durante la cumbre del G-20 que se celebrará el 2 de abril en Londres y en la reunión entre los líderes europeos y Barack Obama que tendrá lugar el 5 de abril en Praga.

En estos encuentros habrá mucho que discutir, porque el inquilino de la Casa Blanca se muestra muy orgulloso de su plan anticrisis. De hecho, el demócrata afirmó ayer que se empiezan a ver «señales de progreso» en la economía, aunque advirtió de que superar la recesión llevará «mucho tiempo» y será necesaria la colaboración de todos.

Obama hablaba así al comienzo de una rueda de prensa televisada en horario de máxima audiencia, la segunda que concede en sus dos meses de mandato, y en la que pretendió comunicar al público directamente su mensaje económico. El gobernante pasó revista a las medidas que ha propuesto desde su llegada a Washington, el pasado 20 de enero, entre ellas un plan de estímulo de 787.000 millones de dólares y un presupuesto de 3,6 billones.

más críticas. Además de las de la UE, este presupuesto ha recibido duras críticas de la oposición republicana e incluso de algunos demócratas moderados, en especial después de que el brazo auditor del Congreso el pasado viernes denunciara que esa propuesta aumentará el déficit fiscal a 1,845 billones de dólares este año y a más de nueve billones en una década.

A este respecto, el presidente estadounidense defendió sus cuentas y aseguró que «la mejor manera de reducir los números rojos es con un presupuesto que nos lleve al crecimiento», como a su juicio haría su proyecto.

«El presupuesto que he enviado al Congreso sustentará la recuperación de nuestra economía sobre cimientos más sólidos, de manera que no tengamos que enfrentarnos a otra crisis como ésta en 10 o 20 años», sostuvo optimista el dirigente estadounidense.